Archivos Mensuales: junio 2013

Peatón: usuario


Esta ciudad de México, con todas las prisas, todo el estrés, toda la gente, todo el ruido, toda la furia, el humo y los olores raros que nos invaden a veces, es una ciudad llena de gente violenta. Esta violencia se mide de diferentes formas. Existen los locazos que se bajan a pegarle al que se les atravesó, como si los hubieran ofendido de manera fatal. Existen los menos locazos que mientan madres, gritan groserías y avientan el auto. Hay otros que no van en auto, pero también son agresivos, caminan aplicando el famoso “Voy derecho no me quito”, chocan contigo, te pegan y ni te miran.

Conductores insultan a oficiales de tránsito. Oficiales de tránsito devuelven mentadas a los conductores. Ciclistas agredidos insultan conductores. Conductores opinan que el ciclista se merece lo que le pase, por andar feliceando por las calles sin hacer ruido ni contaminar. Peatón que camina con prisa empuja a peatón que camina sin prisa. Usuario de puente camina al estilo británico (pegado a la izquierda) y cuando otro peatón viene de frente, pegado a su derecha (como se entiende que andamos en este país), lejos de cambiarse de lado hace microberrinche.

Son pocas las personas que no van por el mundo tan inmersos en sus pensamientos, sus problemas y sus egos. Son pocos los que simplemente se trasladan, cambian de un lugar a otro, sin sentir —consciente o inconscientemente— que tienen algo que demostrar. Son pocos los que van por la calle sin faltarle al respeto a alguien, queriendo o sin querer.

Y no juzgo. Que levante la mano quien no haya aventado el carro, quien lo haya dicho “pásale, chula” cuando alguien lo empuja, o quien no se haya parado en el punto equivocado al menos una vez, quizá sólo por falta de atención.

Tenemos que poner más atención en lo que hacemos, en cómo y por dónde caminamos. En cómo y por dónde conducimos. En la forma en que nos relacionamos con todos los ciudadanos con quienes nos cruzamos todos los días, a quienes no conocemos, por quienes nos hemos sentido agredidos o a quienes hemos agredidos con o sin intención.

Y en este poner atención quisiera llamar su atención, querido lector, a un cierto grupo de conductores: Conductores de taxis y camiones (peseros incluidos). Estos pobres hombres traen más furia, más neura, más calor y más estrés que los demás. Pasan todo el día en el ruido, el humo y la prisa de los demás. Algunos conservan la calma y hasta el buen humor. Algunos son sumamente corteses con el usuario en turno, pero agreden al resto de la ciudad. Algunos mientan madres con la izquierda mientras se persignan con la derecha. Algunos te desean que dios te bendiga mientras te dan una moneda falsa entre tu cambio. Pocos recuerdan que mientras no estés en su “unidad”, eres un usuario potencial, un posible cliente, los siguientes 3.50 o 20 o70 pesos. Que si te atropellan y te matan, ya nunca serás un cliente. Y es que claro, mientras agredo, los otros no son nadie. ¿Y cuáles son realmente las posibilidades de que usted, como peatón, recuerde la cara, o las placas o la voz del conductor que lo agredió? Creo que bastante bajas.