Una mujer de mi tiempo

“Pero, ¿cuál es tu crisis?”, le pregunté y él me contestó “Tengo muchas. Si no, no sería un hombre de mi tiempo.” Si bien no quise indagar más en las suyas porque no me parece correcto ser una metiche, sí me echó a andar la cabeza acerca de las mías. ¿Soy o no una mujer moderna? Pues resulta que estoy de lo más in.

Crisis laboral: Adoro mi empleo, pero podría perderlo cuando termine el sexenio… No me malinterpreten, me urge que salga  Felipe Calderón de Los Pinos. Digamos que ya la cagó lo suficiente.

Crisis intelectual: Ya voy para dos años escribiendo la tesis y nomás no la termino. Me falta la conclusión. Me dicen que eso significa que me falta poco, pero no he logrado concluirla. Y claro, faltarán los comentarios y correcciones del director de tesis y de cada uno de los sinodales. Creo que nada te confronta contigo mismo como escribir una tesis.

Crisis de salud: Desde niña me decía mi madre que yo me enfermaba de las cosas más raras. La verdad es que no tengo nada que no tengan todos los demás: colitis, gastritis, migraña, alguna condición nerviosa medicable, garganta irritada por el invierno, y las visitas que debemos realizar con regularidad al dentista, al oftalmólogo y a la ginecóloga. No significa que algo esté mal, pero claramente algo no está bien. ¡Que joda tener que ir a que lo revisen a uno a cada rato!

Crisis económica: Como ya dije, amo mi trabajo, pero siempre llego al final del mes desgastada y sin efectivo. Todo se va en gastos fijos e imprevistos. Poco se gasta en gustitos, e incluso cuando mejor me organizo termino debiéndole algo a alguien.

Crisis alimentaria: Me dijo uno de los muchos médicos que visito que tengo alto el colesterol. Tengo que bajarle a los carbohidratos y hacer ejercicio. Sí, compré una escaladora y hago ejercicio todos los días, pero no he podido dejar de comer carbohidratos ni un solo día. No sé comer sin ellos y ni con nutrióloga de cabecera creo triunfar en eso.

Crisis emocional: Por supuesto que todo lo dicho no ayuda a que las emociones estén en forma. Las crisis emocionales están a la orden del día, porque cada cabeza es un mundo y cada mundo gira sobre su propio eje y poco le importa el mundo de junto, aunque quieran hacer de cuenta que no es verdad.

Crisis familiar: La verdad es que ahora sí no tengo ninguna crisis de este rubro —salvo por una hermana que ya no quiso ser mi hermana— y hasta raro se siente escribirlo. ¿Puedo decir que la falta de crisis familiar es parte de la crisis?

Crisis de la pre mediana edad: Sí, señoras y señores, así como existen prematuros de todo tipo, existen mujeres que tienen la crisis de la mediana edad a los 33. Y es que aquí sí se junta todo: no me he titulado, no tengo un sueldazo, no tengo un hijo, ni una casa propia. Tengo dos gatos y un novio que es alérgico. Alguna vez sembré un árbol pero, ¿Para qué les miento? La verdad ni me acuerdo en dónde. Me empeño en escribir, pero al final no escribo nada. Me gustaría volver a escribir ajeno, aunque sea, de modo que a ustedes les suene un poco mi nombre y a mí me suenen un poco los bolsillos.

¿Y ustedes? ¿Son gente de su tiempo o van sorteando una sola crisis a la vez?

 

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2 pensamientos en “Una mujer de mi tiempo

  1. Karla Cano 1 febrero 2012 en 12:42 Reply

    Amigui: la crisis mueve al mundo. Sin ella, seguirían Adán y Eva descanse y descanse en el Paraíso y no habría habido nada más que eso. Vaya, que sirve para que nos activemos, pues. Te mando un becho. Me gusta mucho tu blog.

  2. Carlos Efron Mur 20 marzo 2012 en 13:06 Reply

    somos una generación inmersa en las crisis, una generación del deficit…

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