Sigo pensando en mi promesa

Conversaba virtualmente con mi amiga la Avinchuela y entre una cosa y la otra me guió hacia la máxima verdad: Esta necesidad que sentimos algunos por escribir se hace más fuerte en tiempos de crisis. Bueno, la realidad es que yo he podido escribir cuando he sabido reírme de mis crisis. Los días más prolíferos de este blog han sido cuando no me ha dado miedo enseñar mucho calzón. No se trata tanto de quejarse por las cosas malas, sino de saber compartirlas casi sin ningún pudor.

Pero, ¿qué pasa si al hacer pública la historia, por más que a mí me cause mucha gracia, estoy atentando contra la discreción de alguien más? Por ejemplo, si mi crisis —o mi increíble aventura— fuera con Mr. Writer, con alguna de mis amigas, la historiadora, la psicóloga, la de los ojos bonitos, la actriz, mi comadre… y alguien que conoce a estos personajes, que me conoce a mí, que sabe sus nombres con apellidos y números celulares se enterara por mi medio de cosas que nunca debieron saberse.

Bah, ya antes conté cosas que me pasaron con gente. Y esta gente no se sintió herida ni defraudada. Al contrario, algunos han sonreído al leerse. ¿Qué me hizo parar? ¿Dejé de poner atención a la importancia de recordar y compartir? O en una de esas mis aventuras ya no son tan chingonas y mis crisis no hay forma de hacerlas graciosas…

Mmm, esto es —en palabras de mi maestra favorita de la fac— “food for thought”. Todo esto mientras yo sigo revisando mi promesa.

Etiquetado:

2 pensamientos en “Sigo pensando en mi promesa

  1. Carlos Efron Mur 22 julio 2010 en 18:28 Reply

    Pienso: si para unos el placer reside en contar, para otros el placer consiste en enterarse de las vidas de otros, es decir el plan vouyerista siempre es bien fregón, así qué porque dejar de contar. Al contrario; si esto fuera una democracia, yo pondría cientos de votos para que sigas contando a calzón quitado, salvo lo que digan los amigos, es decir los presuntos implicados.

    • sabina braz 22 julio 2010 en 18:56 Reply

      ¡Hecho! El respeto al derecho ajeno (a la discreción) es la paz, pero a partir de casi ya yo vuelvo a contar. Un abrazo!

Deja un comentario