El reto para el año próximo

Pues ahora sí, ya se acabó el año. No es egoísmo, sino realismo: una vez pasado mi cumpleaños hay que empezar a pensar en el año entrante. Después de la tercera semana de noviembre el tiempo se va volando y ya no da tiempo de casi nada. La gente empieza a planear viajes, brindis, reuniones, cenas, regalos… Lo que no se resuelva a finales de esta semana tendrá que esperar hasta el próximo año.

No lo digo por presumir que yo tenga resueltos los pendientes. De hecho, un millón de cosas siguen en el aire. Por ejemplo, la tesis. Cierto que pude entregar un borrador antes de mi cumpleaños, pero no han regresado los comentarios así que eso no está terminado. Otro: la casa. Cierto que ya renové contrato (con aumento de renta y todo), pero todavía no me arreglan la ventana con fuga que permite un charco verano con verano. Más: No ahorré para el seguro de gastos médicos y supongo que 2012 me verá caminando más despacio, trasladándome poco y tomando muchas vitaminas porque tampoco me va a alcanzar para pagarlo esta vez. En fin, que faltan cosas…

Sin embargo, en algo me estoy adelantando: mi proyecto de lectura 2012. Suelo preparar mi presupuesto mensual por adelantado, enlistar mis gastos fijos y otros compromisos económicos y así saber cuánto me sobra para “gustitos”. Del mismo modo, cuando tengo que corregir un texto con una fecha de entrega específica divido en número de páginas entre el número de días y trabajo ese tanto. Así, cuando tenía que terminar de leer un libro en un tiempo específico para la escuela, podía saber cuántas páginas leer al día para llegar preparada a la discusión. Pues más o menos así estoy planeando mi año de lecturas.

En promedio leo un libro por semana, aunque hay años en que leo muchos menos, como este 2011 que leí un montón de artículos y fotocopias para la tesis y releí algunos de los libros con los que estoy trabajando. O como el año anterior en que leí un montón de ensayos, poemas sueltos y cuentitos para terminar la escuela. También hay épocas en que el trabajo es demasiado, el cansancio incontrolable o el reventón exagerado, y entonces no puedo mantener el ritmo de lecturas. Por eso he pensado que este año lo planearé por adelantado. Así como no me salgo de presupuesto y —aunque sea gateando— siempre llego a fin de mes, el próximo año volveré a mi promedio de 52 libros.

No es tan sencillo como suena, después de todo hay millones de cosas que quisiera leer y varios cientos que me gustaría releer. No hay más finalidad que el mismo deleite de la lectura y no hay más guía que lo que ya está en mi librero. ¿Por dónde empiezo? Hay tan poco tiempo y tantos pendientes… Me acordé de una lista de los 100 mejores libros de todos los tiempos que publicó la revista Time hace como 8 años. Recuerdo haberla visto y comentado con amigos. No recuerdo cuántos de los 100 había leído entonces…

Rescaté la lista en Google y la analicé de nuevo. Confieso que de los 100 hay como 10 que definitivamente no me interesan (sí, sería más culta y podría hablar de más cosas, pero no olviden que esta es una batalla contra el tiempo). De los 100 he leído 33, que es poco, y se hace menos porque quiero releer 15 de ellos. O sea, el año entrante quiero leer 72 libros… ¿Irreal? ¡Claro! Pero por eso es interesante el reto. Y sí, parte de la complicación es tener un trabajo de tiempo completo y decidir cuáles serán los 20 libros postergables. Ya les iré contando, aunque no sé si con mucho detalle. Hay algunos libros en la lista que es un poco vergonzoso no haber leído… Pero a ver. ¿Ustedes qué reto se pondrán para 2012?

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