Archivos diarios: 8 enero 2013

El decálogo de la nueva soltera


Volver al mundo del ligue y de las citas puede ser muy perturbador. El otro día conversaba con una de mis amigas. Ella, por ejemplo, ya no quiere deitear como a los 25 años, necesita salir con güeyes que quieran una chava de 37. Y tiene razón. No queremos las mismas cosas que hace diez años. Y no estoy hablando de matrimonio e hijos. No estoy hablando de compromisos y ataduras. Hablo, simplemente, de lo que ya no nos divierte.

Claro que sigue siendo divertido salir por unas chelas y echar unas risas. Eso nunca pasa de moda. Sigue siendo divertido bailar un rato. Sigue siendo divertido conversar horas y horas de temas varios cambiando de escenario cada tanto para que la conversación nunca sea muy profunda. Pero es más divertido hacer todas estas cosas en grupo, con varios amigos, sólo con tus amigas, y con un solo muchacho. O sea, que si se puede explotar en grande cualquier a de estos momentos, ¿para qué convertirlos en una cita de amor y perder en ello todas nuestras energías?

Y es que las citas son eso: energía invertida al corto, mediano y largo plazo con unos rendimientos entre nulos y desconocidos y pagando intereses altísimos. Desde las mariposas en la panza cuando te invita a comer hasta que te vas a dormir el día de la cita, todo es un gasto de energía. ¿Qué me voy a poner? ¿Debería ir a la peluquería? ¿De qué hablaremos durante la comida? ¿Las manos abajo o sobre la mesa? ¿Pido otra copa de vino o ya es demasiado? Pediré postre sólo si él quiere compartirlo. ¿Y si mi conversación le parece aburrida?

La despedida siempre consta de un picorete y un abrazo que hasta parece afectuoso acompañados del sobrevaluado “nos vemos pronto”… Yo no sé ustedes, pero algunas de nosotras seguimos creyendo que si alguien dice “nos hablamos”, pues nos hablamos. Y no porque la cita haya sido la enorme maravilla, sino porque el rato compartido pareció agradable. Por todo esto, mis amigas y yo hemos trabajado el decálogo de la chica sola que desea seguir sola y deitear sin morir en el intento:

1. No saldrás a solas con un muchacho.

2. No irás a fiestas donde sólo estén sus amigos.

‪3. No aceptarás aventones sin chaperón.

4. Él deberá hacer méritos durante tres meses para ganarse un beso de verdad.

5. Mientras no diga “shot”, “pidos” o “te quiero”, tú puedes coquetear con quien quieras.

6. Ir a una fiesta con él no implica salir de la fiesta con él.

7. No puede pasar a tu casa, ni siquiera a usar el baño.

8. Los pretendientes no tienen derecho a intimar con tus familiares ni amigos más cercanos.

9. Todos son putos hasta que demuestren lo contrario.

‪10. Si empiezas a extrañarlo, corre y refúgiate donde no haya teléfono ni internet.

Estimado lector, si este decálogo le parece demasiado exigente, pregúntese por qué. Estimada lectora, si tiene comentarios sobre ajustes o sugerencias acerca de estas reglas, siéntase en absoluta libertad de colaborar.