Archivos diarios: 23 abril 2013

Día del libro


¡Vaya festividad digna de celebrarse! Un día para honrar al objeto que nos regala tanta diversión, tantas enseñanzas y tantas distracciones. El objeto que nos pone a girar un poquito la piedra, que nos ha ayudado a tener una mejor ortografía, que nos regala algo de lo que hablar en la sobremesa cuando tenemos que respetar aquello de no hablar de futbol, religión ni política.

Así como las madres más afortunadas no trabajan el 10 de mayo y los profes no trabajan el día del maestro, los hacedores de libros deberían disfrutar del 23 de abril como un día feriado (aunque yo me salí del gremio temporalmente). Un día que pueda dedicarse a esos amores especiales que vamos coleccionando en repisas en nuestras casas. Muebles grandes y pequeños que van cubriendo las habitaciones, que se vuelven compañeros, amigos cuando estás solo, herramientas cuando tienes cualquier tipo de duda, guarida cuando buscas silencio, compañía en el Metrobús y, dependiendo del grosor del mismo, arma de defensa personal.

Hay quienes los usan para reemplazar la pata del buró. Otros los usan para sostener el café mientras ven la tele en la cama. Algunos son magníficos para aplanar papeles importantes, para guardar unos pesitos, para recargarse cuando se pintan las uñas, para decorar la sala de su casa y volverla más acogedora… Un libro tiene un sinfín de usos y los que hacen o han hecho libros, lo saben.

El proceso es largo, puede ser estresante. Pero también puede ser muy divertido. Escribirlos debe ser complejo y te confronta, sin duda, pero es algo que me muero por intentar uno de estos días. Imprimirlos también es misión. Y ahora toca aprender a hacer publicaciones electrónicas. Cambia el libro como objeto. Y podemos tener nuestras reservas al respecto, pensar que no sirve o sí sirve o sólo sirve un poco, pero tenemos que aprender a hacerlo. En lo personal, me encanta la idea de que Ana Karenina sea tan portátil como cualquier librito de bolsillo. No todo lo quiero leer en un Kindle, pero es un paro enorme para viajar en transporte público.

El punto: Hacer libros, desde que se escriben hasta que llegan a las manos del lector, es un proceso largo, lleno de emociones, altas y bajas. Pero cuando ves algo que produjiste con tus manitas y tus ojitos en las manos de otra persona, se siente un calorcito en el corazón resultado de la combinación de orgullo y contento.

Felicidades a todos los hacedores de libros en el mundo: escritores, editores, correctores, traductores, diseñadores, formadores, ilustradores, impresores… Este es su día. ¡Váyanse a sus casas a leer!

* Y si usted anda buscando quien le corrija, le lea, le traduzca o le coteje, estoy a sus órdenes.