Archivos diarios: 4 julio 2012

Tras las elecciones


Antes del domingo primero de julio el ambiente era turbio pero emocionante. Cada mexicano, con voto informado, comprado, desinteresado, libre u obligado, secreto o abiertamente manifiesto, tenía esperanzas. Una servidora se presentó en su casilla con un poquito de taquicardia. Cuando vi la fila larguísima pensé que me iba a dar un poco de hambre. Estaba dispuesta a hacer la fila sin importar cuánto tiempo me tomara. Al final resultó que estaba en la fila equivocada, de la casilla especial que estaba junto a la que me correspondía, y el proceso completo fue bastante breve.

Credencial revisada y boletas en mano, voté primero por las locales. Había crayolas y estaba segura de a quién darle mi voto. Eso fue fácil, rápido y sencillo.

Siguiente fila, ahora por los federales. ¡Con que no era mentira que nos iban a dar lápices para votar! Sí se veía más fuerte que un lápiz convencional del número 2, pero no me dio confianza usarlo. Preferí seguir el consejo que un millón de colegas, conocidos, amigos y parientes me dieron: plumón indeleble. Así, haya votado por quien haya votado, mi voto no sería manipulado.

La tarde transcurrió con nervios ocultos. Esperaba ansiosa que empezaran a publicar el PREP. Tempranito en la noche Josefina, alegre, sensible y bastante centrada, se dio por vencida. A las 8:30 teníamos la certeza de que el Jefe de Gobierno de la ciudad será Mancera. A las 11:45 el tal Valdés Zurita dio unos resultados pre-preliminares y a las 12 de la noche el señor Felipe Calderón ya estaba felicitando a Peña Nieto y ofreciéndole todo su apoyo.

¡Pero si se supone que los resultados oficiales se darían el día de hoy! Le dio igual.

Ahora el ambiente se siente considerablemente más turbio y los ánimos muy decaídos. Gente a favor, gente en contra, gente acusando a quienes les pagaron el voto con moneda falsa cuando en un principio estaban incurriendo en un delito al aceptar. Hay gente que quiere que ALGO cambie, pero no están seguros qué. Hay quienes sienten absoluta certeza en sus entrañas y en su corazón de que ganó quien tenía que ganar, y hay quienes sienten absolutamente lo contrario. Hay paisanos que se resignan, y hay otros que desde la comodidad de su sillón exigen que alguien más haga algo.

Yo estoy preocupada, no me imagino si lo que sigue será muy diferente a los últimos doce años, si estaremos como estábamos con Zedillo, o peor. Muchos hablan de Díaz Ordaz y Echeverría. Otros hablan de mejores oportunidades. Algunos sólo pensamos en la mujercita que llamó a la prole “bola de pendejos”, ahora saludando desde el balcón de Palacio. Otros difunden las imágenes de la futura primera dama posando en traje de baño como para calendario de vulcanizadora. Marchas, pintas, consignas son las formas en que la gente protesta. La verdad es que si después del “voto x voto” quienes no votamos por Peña seguimos inconformes tendremos que pensar en una forma inteligente de llegar al México que deseamos y trabajar en ello constantemente durante los próximos seis años.

Tal vez nunca sabremos si habríamos estado mejor con otro presidente. No sabremos que habría pasado sin el dichoso fraude del 88; dónde estaríamos si no hubieran matado a Colosio; qué sería de México si Fox no nos hubiera quitado tanto el tiempo; si el supuesto presidente del empleo hubiera sido eso y no el presidente de los más de 60 mil muertos. Nos queda imaginar y soñar, pero también trabajar por lo que queremos. Hoy más que nunca tenemos que unirnos y por amor a México abandonar viejos rencores. Tenemos un enemigo común, y no está entre nosotros, no se junta con la prole.