Archivos diarios: 22 septiembre 2011

Durante el Simposio del Libro Electrónico


Libros y libros electrónicos. Literatura y ciberliteratura. Alberto Chimal nos invita a pensar sobre las herramientas electrónicas y digitales que hemos usado antes. Sentimos que la era digital nos está devorando. Sabemos, como autores, como editores y como personas, que nos estamos quedando atrás en cuanto al uso de la tecnología. Los blogs (como el presente) han pasado de moda. Ahora la literatura, el periodismo y la opinión se difunden en 140 caracteres.
Sin embargo, por muy twitstar que uno fuera, eso no significa que su ‘literatura’ tenga calidad, que se le considere un autor o que el mismo twitstar se considere miembro de una elite cultural o literaria.
El asunto ‘ciber’ es una herramienta. Tenemos que aprender a usarla y tenemos que saber sacarle provecho. Pero no podemos basar nuestra confianza y toda nuestra cultura ahí.
Asumo que soy un alma vieja. Me resisto un poco al cambio. Hago uso de la tecnología que me resulta amigable. No tengo kindle o ipad, ni gadget parecido, francamente, porque en mi economía es un lujo imposible.
Sé que hay un montón de cosas que podría leer por ese medio. Sé que hay algunas cosas por las que preferiría pagar 5 dólares que 200 pesos. Sé que me sentiría livianita si pudiera viajar con uno de estos aparatos. Creo que las siguientes mudanzas se volverían menos imposibles. Pero creo, también, que mi enamoramiento con el libro como objeto es imposible de superar.
Hablaba Naief Yehya del concepto ‘publicar’ y cómo al transformarse éste se transforma el concepto de crítica y recompensa. Cierto. Yo escribo en este medio una, dos, cinco, veinte veces al mes. Sin embargo, no soy una escritora publicada. Aunque el medio sea público y pueda leerlo quien quiera, hasta no ver una portada con mi nombre, una cuarta comentando mi textoy un prólogo de alguien que generosamente hable de mi obra, no seré una escritora publicada.
Algunos dicen que se acerca el apocalipsis. Que es el fin del mundo como lo conocemos. Otros dicen que el cambio es paulatino. Ciertamente el futuro nos devora. Pero todavía alcanzamos a sentir las mordidas del pasado en el culo. Este es un tiempo de cambios, tal vez más acelerados que en el pasado, pero no más aterradores. Estamos dando vuelta a la página, pero no desaparece lo que conocemos, lo que sabemos usar, ni la memoria. Y tampoco es el fin. Tal vez, estamos tan rezagados en este cambio, que vale la pena esperar la siguiente ola, agarrarla desde el principio y aparecer a la vanguardia.