Archivos diarios: 4 diciembre 2012

Méndigas gripas


Pues ya salió el sol, y donde sale el sol nos da calor. Pero el aire está frío. Y sospecho que contaminado. Y la gente dice “Es sólo una gripa” y se lanza al trabajo. “Es sólo una gripa” y no les dan permiso de ausentarse. ¡Pero no existe sólo una gripa!

Mocos flotando en el cuerpo nublan la vista y el pensamiento. No es fácil entender lo que se lee, ni oír lo que se dice, ni trabajar en general cuando tienes los oídos tapados, la nariz escurriendo, el estornudo al tiro, los ojos picosos, el cuerpo adolorido, la cabeza retumbando…

Es sólo una gripa, pero la van compartiendo por todos lados. Cierran las ventanas del Metrobús para que no les dé frío y, a cambio, respiramos los vahos de todos los demás —cosa de por sí asquerosa sin necesidad de que haya un enfermo en el camión—. Hay personas que creen que si van solas por la calle pueden toser y estornudar sin taparse el hociquito, como si el estornudo anónimo no contagiara. Señores y señoras, taparse la boca no es sólo para que los demás no vean lo mal educado que eres, es para evitar pasar babas y bichos a todos los demás. En las oficinas estornuda uno y al día siguiente estornudan tres y al siguiente son siete y es cuento de nunca acabar, porque entonces el primero se medio cura, pero el penúltimo lo contagia nuevamente.

En el síntoma está el remedio, estoy segura de que ya se lo había dicho. El cuerpo pide calorcito, líquidos, cama, aspirinas… Sea noble y dele al cuerpo lo que pide. Quédese en la cama, prenda la tele aunque la fiebre no le permita tener los ojos abiertos, nomás para sentirse acompañado. Cómprese su Redoxón y su Aderogyl, su jugo antigripal con harta guayaba, sus aspirinas y una caja de Kleenex de esas que dicen que matan el bicho para que no se contamine toda la casa con sus mocos.

Haga un pacto de no agresión con su perro, para que le permita descansar al menos un día completo. Y haga un pacto de solidaridad con el vecino para que, en caso de que el perro no cumpla con su parte del acuerdo, tenga usted a quien recurrir para pedir ayuda. Ponga a hervir un montón de verduras como apio, papa, chayote y zanahoria y cuando esté listo el caldo, échele harto limón y se lo come bien caliente en la camita. Tome tecito de jengibre para limpiar vías respiratorias y de Canela para sudar toda la noche y que se le salga el méndigo bicho por los poros. Por los trastes no se preocupe: casi todo es miel y limón y ya podrá lavarlo mañana. ¡No se bañe! Y, si lo hace, no salga a la calle. Séquese muy bien el pelo antes de volver a la cama. Use calcetines, no ande descalzo.

Échele limón a todo: al jugo de arándano, al té, a la sopa, a la ensalada, a la carne, al pescado, a las chelas… no, a las chelas no. Evítese las chelas un par de días, nomás en lo que recupera fuerzas. Ser inmune a la chela nos vuelve vulnerables a casi todo lo demás.

No se pare bajo el sol, pero tampoco deje que le dé el aire. Tome muchos líquidos, pero nada frío. Sude mucho, pero no haga ejercicio, no se bañe después de sudar y no se exponga a cambios de temperatura. No importa lo mal que se vea, ¡tápese! Ya lo dijo Góngora: “Ándeme yo caliente / y ríase la gente”.