Archivos diarios: 5 junio 2012

Sigo en el intento


Tratando de no desanimarme en el intento de poner el dichoso negocio me echo un montón de porras. La realidad es que me estoy aventando con algo (es muy pronto para decirles qué) de lo que sé muy poco y mi paciencia es uno de mis peores enemigos. La ventaja es que todo el tema me divierte y me emociona. Me encanta el equipo formado y me encanta el tema a trabajar. Me asusta mucho el fracaso, pero creo que si trabajo mucho, mucho y no quito el dedo del renglón puede funcionar.

Insisto mucho en que seremos exitosas y millonarias, en que daremos empleo a otras personas y en que todo será hermoso y glamoroso. A ratos pienso que presiono mucho a mis compañeras de equipo, pero una de ellas me dijo que le parece bien que haya alguien recordándoles que es necesario avanzar para que esto funcione. Yo también necesito que alguien me recuerde que tengo que avanzar, en especial cuando entra el miedo al fracaso y prefiero sentarme a ver la tele que trabajar. Luego me acuerdo de lo que es importante y vuelvo a dedicarme. Pero el resultado de mi trabajo es espantoso y me vuelvo a decepcionar. Luego veo que hay gente que la arma y lo intento otra vez.

La realidad es que llevamos poco más de un mes trabajando en algo que poco a poco va tomando forma aunque todavía no es una realidad. Es poco tiempo como para decidir que lo hago mal y que estamos destinadas al fracaso. Hay mucho que aprender, y definitivamente el camino será divertido y emocionante. Si falta compromiso será cosa que cada una deberá evaluar por su parte. Si triunfaremos depende mucho de cuánto tiempo dediquemos a trabajar. No es fácil. El otro día iba caminando con un amigo y me dijo: “Entonces la vida es básicamente comer, dormir y trabajar, ¿no?”. Tal vez tiene algo de razón. Pero me gusta pensar que hay algo más y eso sólo depende de nuestras aspiraciones, nuestros sueños, y los planes para alcanzar esos objetivos. Hay que saber lo que nos gusta y hacer todo lo posible por acercarnos a eso: ir al cine, leer libros, escribir cuentos, tejer chambritas, hacer pozole… No importa lo que te guste, lo importante es que lo hagas. No sé si de eso pueda surgir un proyecto personal o no, pero pienso que sí. Mi vida sin proyecto sería en efecto sólo dormir, trabajar, comer y ver la tele. Se me ocurren en cambio un millón de cosas que hacer y el día no me dura. Me frustra mucho no tener terminadas muchas cosas, pero me impulsa empezar nuevas. De alguna manera creo que me estoy moviendo hacia mi objetivo. La última vez que me senté a platicar con una de mis compañeras de equipo le pregunté: “¿Qué pasa cuando deje de ser divertido?” y su sabia respuesta fue: “Será un negocio”.

Mi plan: que no deje de ser divertido, lograr la calidad que deseo, que cuando sea un negocio mis socias sigan siendo mis amigas, que alcanzado el objetivo me pueda hacer el tiempo para buscar y alcanzar nuevos objetivos, no olvidar nunca que lo que me mueve y lo que hace mi vida valiosa es, precisamente, tener un montón de sueños e ilusiones y el impulso de alcanzarlos; recordar siempre que el tema es el viaje, no sólo el destino.