El día de hoy tuve un encuentro cercano del tercer tipo con un ser que me parece casi extraterrestre. Se trata del típico que no te saluda a menos que te tope en compañía de alguien a quien él considera digno de su saludo y su atención. Un típico caso de “no sé quién eres ni me importa hasta que no tengas algo que yo necesito”.
La verdad es que mi prudencia es bastante poca, y a veces digo cosas y descubro que no debo decirlas ya que salen de mi enorme boca. En esos caso ya me he descubierto varias veces comentando lo rara que es esta persona. Yo dije que es distraído, alguien me contestó que es grosero. Yo dije que es tonto y alguien me más contestó que es “espeso” (creo que quiso decir aburrido o pesado, pero no me atrevo a firmarlo). Dije que es raro y me dijeron que no es así, que en realidad se siente superior al resto de los mortales.
Después de tanto comentario tuve el dichoso encuentro y, para acabarla de amolar, el encontrado se refirió a un tercero como “tonto y desagradable”. ¡TOING! Creo que mi corazón se saltó un latido. ¿Qué puede significar que alguien a quien yo considero tonto y desagradable se refiera a alguien más con esas mismas palabras? Como siempre, eché a volar mi imaginación y terminé echando mi duda a volar en Twitter.
Según yo, hay tres posibilidades. La primera es que existe una tercera persona que es MÁS tonta y MÁS desagradable que la que te desagrada a ti. La segunda es que la tercera persona es totalmente distinta a la segunda y muy parecida a la primera —yo, en este caso—. La tercera, que la segunda y la tercera sean tan parecidas que despiertan lo peor una de la otra convirtiéndose en tontos desagradables uno a la vista del otro.
Mi querida @tiziamoon opina que quizá “la tontera y desagradabilidad de la primera persona se eleva a la décima potencia”. Es probable.
Y a juzgar de mi querido @chuckpee, cuando una persona que tú consideras tonta y desagradable se refiere a alguien más en esos términos, “un hada pierde sus alas”. Tengo que admitir que me dio cierta paz saber que no muere un marino. Al parecer eso sólo ocurre cuando un baboso habla de un baboso que habla de un baboso, es decir, cuando contamos chismes.
Yo sospecho, so riesgo de estar muy equivocada, que en realidad todos somos un montón de arrogantes y que todos tendemos a pensar que los demás —en especial quienes no son nuestros amigos o familiares— son más tontos y menos agradables que nosotros. ¿O usted qué opina?