Separar la basura

Ahora que, por ley, el camión no se llevará nuestra basura a menos que esté separada, la historia se va vuelto complicada. Yo no estoy segura de que el método sea el mejor. Y conste que separar siempre ha sido lo mío.

Desde que vivo sola he separado la basura, porque para mí es fácil salir cada mañana con una bolsita con dos cascaritas y una rebanada de pan, y no con una bolsota de basura. Me es más sencillo enjuagar latas y botes y otros recipientes antes de echarlos a la basura inorgánica para poder tener un bote grande y bajar esa bolsota que nunca apesta una vez por semana. Me es más fácil separar el papel y deshacerme del que no puedo reutilizar, pero dejarlo en un lugar aparte para que no se llene de ningún tipo de melcocha. Considero que, si alguien se va a meter a mi basura buscando vidrio, papel, aluminio, tetrapack, o cualquier otra cosa que pueda vender, lo mejor que puedo hacer es que este viaje a mi basura sea lo más digno posible, que no se mueran de una infección por mi basura, que no sea gente a la que ya nada le da asco, sino gente que puede revisar estas bolsas como quien revisa los frijoles para separar lo que se come de piedritas y demás.

¿Y la basura orgánica? Yo quiero pensar que va a diferente sitio, que esta separación tiene un propósito, que así como lo inorgánico buscará ser vendido y reciclado, lo orgánico también tiene un propósito.

Pues bien, cada vez hay más personas haciendo su propia composta para jardines, sembradíos, macetas y jardineras callejeras. Pero muchos otros sólo están cumpliendo con separar la basura, por ley.

Algunos tienen que alimentar cerdos, borregos, caballos, vacas… y usarán su basura orgánica para este fin. Algunos lo han hecho por siglos con sus perros o gatos.

Pero entonces esta basura necesita subsepararse. Me explico: Podemos dar a nuestros perros la papaya que no nos podamos terminar, los corazones de las manzanas (sin rabito), la carne que sobró a medio día, los huesos del pollo. No es lo mejor, cualquier veterinario recomendará que les demos la comida hecha especialmente para ellos, procurándoles nutrición y evitando el sobrepeso. En todo caso, no les daremos las cáscaras de la tuna con espinas, las semillas de la sandía o las espinas del pescado.

Para la composta sí podemos usar todo esto y mezclarlo y dejar que termine de echarse a perder en un bote bien tapado. Pero, a menos que laves los trastes con jabón biodegradable, no puedes recoger con este propósito lo que cae del plato en la tarja. La basura orgánica que ha tocado el jabón sigue siendo orgánica, pero ahora es tóxica para plantas y animales… Tendría que ir a otro contenedor. El remedio es, claro, el jabón biodegradable, que permite además que con el agua jabonosa se rieguen macetas o campos completos. Y viéndolo bien, no es tan caro.

Pero volviendo a la basura separada por ley: En efecto, si echamos las cáscaras en un bote y los paquetes en otro ya cumplimos. Todos los vecinos se ponen de acuerdo en la separación. Los garajes ahora tienen botes con tapas donde el más intrépido de cada hogar deposita, sin bolsa, la basura del día. Si hay bolsas, servilletas o alguna otra cosa inorgánica, el camión se rehusará a llevarse la basura. ¿Qué pasará con ese bote lleno, entonces? ¿Y qué pasa con todos los que ya compramos servilletas y papel higiénico biodegradable?

Hay mucho que decir al respecto, pero por lo pronto baste preguntar qué pasa con la basura de toda la ciudad una vez que la perdemos de vista y qué podemos hacer para que sea útil la separación.

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